Seguramente habrás escuchado que “la música amansa a las fieras”. Algo parecido es lo que ocurre cuando escuchamos piezas de Mozart o Beethoven. Es por ello que nos gustaría aprovechar para hablaros de los efectos de la música clásica sobre nuestro cerebro. Seguramente quedaréis muy sorprendidos del impacto que estas melodías tienen sobre nosotros.
El primero de todos. Según varios estudios, la música, al igual que el habla, tiene la capacidad de causarnos escalofríos o que nuestro corazón lata con más fuerza. Este efecto es independiente a la cultura y procedencia de la persona. Esto se debe a que la música imita las características tonales de la emoción de la voz.
¿Sabías que según una investigación publicada en The Journal of Surgery Cardiothoraic, escuchar música clásica puede ser beneficioso en la recuperación de un transplante de corazón? Se han comprobado efectos tan importantes como una reducción de la ansiedad, del dolor y de las náuseas.
Entre los efectos de la música clásica sobre nuestro cerebro, es muy importante destacar que se ha comprobado que permite reducir notablemente los niveles de dolor y ansiedad que se pueden padecer tras una intervención quirúrgica.
Otros interesantes efectos de la música clásica sobre nuestro cerebro
Pero no terminan ahí las ventajas de escuchar estas melodías, ya que otro estudio del Health Science Center de la Universidad de Texas pone de relevancia que la música clásica podría ayudar a mejorar el rendimiento profesional. Este hecho se comprobó en cirujanos durante intervenciones, pero según los investigadores podría extrapolarse a otras profesiones.
Además, con respecto a la salud general de las personas, está comprobado que la música clásica ayuda a bajar la presión arterial, reduce el estrés e incluso podría ayudar a combatir el insomnio.
Si te parecen sorprendentes estos efectos, vas a quedar perplejo cuando sepas en qué consiste el “Efecto Mozart”. Básicamente se trata que al escuchar al compositor austriaco se consigue una mejora temporal del razonamiento espacial y de la memoria a corto plazo.
Pero no solo en los adultos se puede comprobar los efectos de la música clásica sobre nuestro cerebro. A los más pequeños les ayuda en un correcto desarrollo de su cerebro, permitiendo también una mayor facilidad para aprender nuevos idiomas.