

En post anteriores del blog ya comentamos todos los beneficios de la música. Beneficios a todos los niveles, por ejemplo, a nivel cerebral. Vamos a ver qué aporta la musicoterapia a nuestros mayores.
Seguro que has escuchado alguna vez que la música aumenta los niveles de serotonina, neurotransmisor que regula el estado de ánimo y el sueño y que inhibe emociones negativas como puede ser la ira. La cuestión que nos interesa en estas líneas es saber qué beneficios concretos reporta a las personas mayores. ¿De qué forma sacar el máximo partido a la musicoterapia en estos casos?
Lo primero es definir qué es la musicoterapia. Se trata del uso de la música y elementos como el ritmo, la melodía, la armonía y el timbre con una finalidad terapéutica. Fomenta y refuerza la comunicación, mejora el autoestima y el estado de ánimo. Además, alimenta el movimiento, la expresión y la creatividad.
Desde hace décadas, la musicoterapia está presente en todo el mundo como una disciplina de la salud. En algunos países de Europa es una disciplina plenamente integrada en el sistema sanitario y se usa como tratamiento complementario en un amplio abanico de enfermedades.
Beneficios de la musicoterapia
A nivel cognitivo
Es muy útil para mantener y mejorar las habilidades verbales. Gracias a las actividades rítmicas se refuerza la inteligibilidad del lenguaje. Además, se estimula la memoria de diversas formas, a corto y a largo plazo, ayudando a la evocación de recuerdos y al aprendizaje. La musicoterapia ayuda a mantener la atención y a conectar con la realidad. Además, incentiva la creatividad.
A nivel físico
La música ejerce como estímulo sensorial, es relajante y reduce la ansiedad y la angustia. No solo eso sino que activa el sistema motor, favorece el equilibrio y mejora la coordinación de los movimientos. Implementando pequeños ejercicios de psicomotricidad con un instrumento se pueden lograr notables mejoras en la movilidad de las articulaciones y aumentar la fuerza muscular.
A nivel social y emocional
La música fomenta la participación, la interacción y la comunicación social en grupo. Mejora el estado de ánimo y la autoestima, pone más fácil el manifestar emociones y mejora a nivel de expresión verbal y no verbal.
Tercera edad y musicoterapia
La música tiene la gran capacidad de activar la memoria. De hecho, la terapia musical es uno de los tratamientos más efectivos para combatir determinadas enfermedades o trastornos. Varios equipos de investigación están explorando las posibilidades de la musicoterapia neurológica en el tratamiento de enfermedades como Parkinson, Huntington, Alzheimer, autismo, traumatismo cerebral o apoplejía. En el caso del Parkinson, echar mano de patrones rítmicos regulares y constantes puede ayudar a mejorar las funciones motoras. El ritmo hace las veces de estabilizador externo permitiendo al cerebro controlar el movimiento. En el caso de las personas mayores aquejadas de demencia, la musicoterapia puede mejorar y mucho su calidad de vida. En los estadios leves y moderados de la demencia, puede ayudar a conservar las capacidades cognitivas y funcionales (lenguaje, atención, memoria) haciendo que la persona sea algo más independiente. Ya en los estadios más avanzados, la musicoterapia hace posible desviar el foco de atención de los estímulos complicados de interpretar. Por eso tiene un efecto calmante en cuadros de ansiedad. La música ayuda a minimizar algunos síntomas conductuales asociados a la demencia. Ya en fases avanzadas de la enfermedad, aunque la persona con demencia ya no tenga capacidad de procesar el lenguaje, sí puede hacer lo propio con la música.
En resumen, la musicoterapia se puede incorporar en el catálogo de actividades de los centros que trabajan entre otras cosas la estimulación cognitiva. El estado de relajación que se logra gracias a la música contribuye a mantener una buena salud física, mental y emocional. Aparte, la música también puede usarse como ambientación de fondo en otras actividades. La musicoterapia hace posible una mayor interacción y comunicación, fomenta la participación y el autoestima y reduce el riesgo de aislamiento.